Hoy, un año más celebramos el DIA DE LA MADRE. Hay quien dirá que es un día comercial, inventado por los comerciantes y bla, bla, bla…
¿Por qué es necesario crear de este día un gasto económico?¿Es importante usar un día al menos al año para dedicárselo a esa parte tan importante de todos nosotros?¿Y si no queremos a nuestra madre, tenemos que pasar por esta parafernalia?¿Y si nuestra madre ya no está aquí?¿Y si mi amiga es mi mejor madre?…
Todo esto es lo que llevo escuchando en los medios de comunicación estos días y me gustaría con mi herramienta que es la escritura defender un día tan especial como es hoy.
Todas las personas estamos aquí gracias a nuestros padres, pero muy en especial a nuestra madre. Ella es la que nos ha cuidado desde el primer instante en que nuestro corazón empezó a latir en esa especie de judía que estaba en nuestro vientre cuando de repente irrumpimos en su vida. Desde ese instante se han ocupado que no nos faltase nada.
Una madre es un todo en nuestra vida, es esa amiga fiel que nos escucha y nos aconseja en los momentos complicados. Es el abrazo medicinal cuando sentimos tristeza. La compañera de juegos, la maestra de vida, la enfermera que nos protege en la noche cuando la fiebre o la tos nos ataca.
Una madre es feliz cuando nos ve crecer y soltarnos de su hilo protector porque parte de su trabajo se ve recompensado en vernos como grandes mujeres capaces de vivir y enfrentarnos a la vida sólas o en pareja.
Una madre se pondría en nuestra piel cuando nos ve sufrir o enfermar porque ellas siempre, siempre darían su vida por nosotras a ciegas. Una madre es la fuente de sabiduría a la que acudimos cuando las croquetas no nos salen bien o el amor de nuestra vida se acaba sin saber porqué y necesitamos vendas para curar nuestra herida.
Una madre es ese ser inmortal que sigue a nuestro lado cuando abandona la Tierra para convertirse en nuestro ángel de la guarda y desplegar sus alas cuando cerramos los ojos y nos gustaría sentir de nuevo su piel o sus besos.
Este escrito va dirigido a todas aquellas mujeres como yo que son madres y también a todas las que sueñan con serlo algún día. A las que no quisieron ejercer esa opción pero son hijas, a las que no tuvieron la oportunidad de disfrutar de su madre o quizás se alejaron de ellas por mil causas diferentes. Como mujer os deseo un feliz día de la Madre.
Porque en el fondo todas tenemos una madre dentro cuando cuidamos a nuestros mayores, un sobrino, un animal, una planta… ser madre es dar todo nuestro amor de modo incondicional, sin cláusulas, sin reproches. Y en ese sentido todas ejercemos esta labor.
Y para acabar deciros un secreto…os voy a describir cuales han sido los mejores regalos como madre: mi primera vez que escuché la palabra MAMA de su boca, el primer garabato que me trajeron con un beso enorme, su primera canción, su mirada, su abrazo cuando lloraba y su primer dibujo de mí.
Ahora ya soy mayor y sigo deseando compartir este día de modo especial con mis hijas, esos dos trozos de mi alma que no cambiaría por nada, esas mujeres que allá donde van todo el mundo dice que son COMPLETAS y buena gente. Ese es mi regalo más especial, SU VIDA.

Y desde esta pluma torpe que escribe, quiero lanzar un beso infinito a mi madre, esa parte de mí que la pandemia se llevó sin dejarme despedirme de ella pero que mi madre en su último aliento pronunció las palabras más poderosas y más reconfortantes para una hija un día de mayo como hoy…HIJA, HIJA. Y así te recuerdo yo, con ese amor infinito que me acompañará siempre.
Feliz día de la madre MAMÁ. Te quiero en mi alma para siempre.
Un beso al cielo porque hoy estará de fiesta con tantas madres luchadoras que nos trajeron al mundo y nos hicieron grandes personas con su trabajo y dedicación.